Madre de Dios es una región naturalmente dedicada a la producción de castañas. Es la única área del país donde se encuentran altas concentraciones de árboles de castaña que pueden vivir más de mil años; estos árboles pueden alcanzar alturas de hasta (sesenta) metros y diámetros de uno a dos metros. Sus troncos carecen de ramas y sus copas frondosas forman un tipo de techo natural en el bosque.
En lo más alto de estos árboles crecen sus frutos, que tienen el tamaño de cocos y contienen las semillas de castaña.
Estas semillas son el inicio de una de las cadenas productivas sostenibles con mayor potencial en el país.